¡Feliz Navidad a todos!

29.11.21 02:38 PM - Por Cristina Martínez

Por: Cristina Martínez

M.B.A, M.S, BCBA, LBA

Si decido comenzar este post con una pregunta cliché, por favor no me juzguen mal, les pido un poco de paciencia, puede que al final no resulte un escrito manido. La pregunta es: ¿qué hacer para disfrutar de una navidad feliz? Si a la pregunta del millón de dólares, le añadimos un complemento como: ¿qué hacer para que una familia cuyos miembros tienen necesidades especiales disfrute de una navidad feliz?...puede que comience a captar un poco más la atención del lector.

Prometo en lo sucesivo ofrecer pistas, sin embargo, deben ser entendidas como eso: pistas que responden a mi criterio personal y profesional, pero que está lejos de ser fórmulas mágicas. 

Parto del criterio de que toda familia es única, cuyas dinámicas particulares deberán ser tomadas en cuenta a la hora de seguir estos consejos y de elaborar su propio plan.

En primer lugar, creo que para que una familia especial disfrute de una celebración mundialmente instaurada (como lo es la navidad), debe despojarse de todo estereotipo asociado a ella, tantas veces construido desde los medios o la literatura. Cada familia debe identificar sus propios espacios y preferencias para que, en consecuencia, logre construir un entorno de celebración saludable, productivo y seguro para todos sus miembros.

Por otro lado, lo que para algunos resulta una carta de triunfo, para otros puede ser la clave del desastre. Por ejemplo, el factor sorpresa, montar el árbol, ver a Papá Noel o abrir los regalos, suelen idealizarse como "los inolvidables momentos felices", sin embargo, para los individuos con necesidades especiales estos momentos pueden no ser tan bien recibidos y la anticipación se torna crucial. Quizás, un pequeño con TEA, deba proporsionársele una historia social previa que le facilite la comprención de los posibles cambios en su entorno o un calendario que le ayude a prepararse para el acontecimiento navideño. En este punto también es importante evaluar el tiempo de anticipación adecuado para cada persona, en especial si la anticipación le genera ansiedad.

Involucrar a los pequeños en el proceso decorativo puede ser beneficioso para reducir las molestias que los nuevos o llamativos adornos les puedan generar a algunos. Participar de las compras y de la colocación de los adornos, así como revisar fotos familiares navideñas, pueden resultar recursos sumamente útiles en este sentido. La resistencia al cambio suele ser otro inconveniente con el que lidia este tipo de familias. En este caso, es importante que el proceso de preparación sea paso a paso, faclitando la asimilación gradual de los cambios en el ambiente y en las rutinas.

A pesar de todo, puede que el pequeño con necesidades especiales se sienta abrumado ante determinadas visitas o situaciones. En tales circunstancias, es recomendable que cuente con un espacio tranquilizador al que pueda acudir espontáneamente si cuenta con habilidades de autogestión. Para casos con menor grado de independencia, el entrenamiento previo de una señal de aviso ayudará comunicar la necesidad de acudir al espacio de calma.

Practicar acciones como las de envolver y abrir regalos o esperar el turno, constituyen elementos ascenciales en la preparación. Reproducir escenarios probables y construir tableros temáticos (de manera individual o con ayudas) coadyuvarán a facilitar tanto la comunicación como la adaptación del pequeño a los venideros días festivos.

Además, los padres o tutores deben prestar especial atención a los alimentos que los pequeños pueden y deben consumir. Resulta esencial que éstos se aseguren de contar con las provisiones adecuadas en función de las dietas específicas que algunos individuos puede estar siguiendo o que regulen la cantidad de azúcares y grasas que ingieran.

Por último, la preparación debe involucrar también al resto de los miembros de la familia. Estos deben saber cómo comportarse ante una crisis eventual o una situación incómoda. Es importante que permanezcan neutrales ante tales circuntancias, al tiempo que deben regular el tono de voz, las manifestaciones afectivas o cualquer otra variable que influya negativamente en el estado armonioso de un pequeño diferente.

Estas recomendaciones con basamento en ABA no son, por mucho, las únicas. Puede que hayan elementos esenciales para determinadas familias que en este post no se hayan mencionado, por lo que la consulta con un especialista es altamente recomendable en estos caso.

Si el lector logró llegar hasta aquí, es probable que se haya convencido de que no hay pociones mágicas ni fórmulas absolutas que garanticen una navidad feliz; sin embargo espero que se lleve la certeza de que es posible construir navidades diferentes para familias diferentes, igual de disfrutables que las que cuentan las novelas ¿Quién sabe? Tal vez estas historias también sean contadas.
¡Felices fiestas para todos!

Cristina Martínez