
Por: Cristina Martínez
M.B.A, M.S, BCBA, LBA
Coautora: Ariadna Martin,
MS
El poder de una palabra: cómo «esperar» puede enseñar paciencia
Si su hijo tiene problemas de paciencia, no es el único. En nuestra empresa, ésta es una de las cosas más comunes que trabajamos con nuestros hijos. Ya sea esperando un bocadillo, un juguete o tu atención, a los niños pequeños (especialmente a los que tienen problemas de comunicación) les cuesta entender por qué no pueden tener algo ahora mismo.
Lo mejor es que, al igual que enseñamos a los niños a seguir un horario de actividades o a iniciar interacciones, podemos enseñarles a esperar, y lo hacemos paso a paso.
¿Por qué enseñar a esperar?
Cuando un niño aprende a esperar, no sólo está siendo paciente, sino que está desarrollando el autocontrol, la regulación emocional y la capacidad de confiar en que las cosas buenas llegarán, aunque no sea de inmediato. Estas habilidades pueden reducir las rabietas, facilitar las transiciones y facilitar el día a día de toda la familia.
Cómo lo enseñamos en ABA
Cuando introducimos el concepto de "espera" durante las sesiones de terapia, empezamos por muy poco, a veces sólo 1 ó 2 segundos. Podemos decir "espera" con voz tranquila y alegre, mostrarle una imagen o un cronómetro y darle rápidamente el objeto una vez que haya transcurrido ese breve tiempo.
Con el tiempo, aumentamos suavemente el tiempo de espera, asegurándonos siempre de que el niño se siente bien y respaldado. No se trata de poner a prueba sus límites, sino de desarrollar la habilidad poco a poco.
Cómo probarlo en casa
No necesitas materiales especiales para empezar. Prueba con esto:
Cuando su hijo le pida un bocadillo, sonría y diga "Espera", cuente hasta tres y déselo. Antes de poner un programa, dile "Espera... ¡casi!" y enséñale el mando a distancia, luego pulsa el play al cabo de un par de segundos. Utiliza un divertido temporizador visual o incluso tus dedos para hacer la cuenta atrás. Y cuando su hijo espere, aunque sólo sea un segundo, ¡feléjelo! Ofrézcale una gran sonrisa, un abrazo, choca esos cinco o dile algo alentador como: "¡Me encanta cómo esperas con tanta paciencia!" o "¡Qué bien has esperado! Ahora podemos jugar fuera". Los pequeños momentos de elogio ayudan mucho a que se sientan orgullosos y seguros de sí mismos.
Algunos consejos útiles
- Utilice siempre el mismo tono. La calma y la alegría son la clave.
- Dé ejemplo de paciencia. Di cosas como "estoy esperando mi turno" o "estoy siendo paciente".
- Sea constante. Cuanto más oiga y vea "esperar" en la vida cotidiana, más rápido empezará a entenderlo y aceptarlo.
El progreso lleva tiempo
Algunos días serán más fáciles que otros, y eso está bien. Cada niño aprende a su propio ritmo. Lo importante es que seamos constantes, pacientes y alentadores. Puede que la espera no resulte natural al principio, pero con la práctica, su hijo puede aprenderla, y nosotros estamos aquí para guiarle en cada paso del camino. Recuerda que, a veces, el crecimiento más poderoso empieza con una sola palabra.